Johanna Cilano Peláez
Introducción
El financiamiento a la sociedad civil organizada y las distintas estrategias y prioridades de la cooperación para el desarrollo han sido agendas de investigación permanente en mi vida académica. Desde hace diez años, me interesa particularmente la manera en que los principios y mecanismos de cooperación para el desarrollo funcionan en el caso de Cuba; en particular la relaciones que se establecen entre ONG internacionales, agencias de cooperación, organismos internacionales, y una cada vez más plural sociedad civil, no siempre reconocida oficialmente por el Estado cubano.
Con este interés, organicé hace un par de años un proyecto de investigación para realizar una revisión de cómo se comportaba la cooperación europea con Cuba. Nos interesaba especialmente responder ciertas preguntas ¿Quiénes son las contrapartes en los proyectos de cooperación? ¿Qué actores participan en los procesos de convocatoria, evaluación y aprobación de los proyectos? ¿Qué organizaciones de la sociedad civil podían desarrollar proyectos con agencias y cooperación, ONG internacionales o programas de organismos internacionales en Cuba? Consideré en el proceso, además, la agenda de la eficacia de la ayuda y los compromisos internacionales que asume la cooperación para el desarrollo.
La mirada del texto se centra en el caso de España, uno de los países europeos con mayor presencia en la agenda de cooperación con Cuba, sin reducirnos a temas ya abordados, cómo su papel en la inversión, la conversión de la deuda y la recuperación del patrimonio cultural arquitectónico, particularmente en la ciudad de La Habana. Partiendo de esos antecedentes, me interesa en este trabajo mostrar algunos proyectos y experiencias, tratando de identificar a dónde van los fondos y quienes los ejecutan. El trabajo ha sido complicado. Por un lado, una de las características de la cooperación española es la descentralización y diversidad de actores, no solamente se trata de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), sino también de la participación de distintos ministerios, ayuntamientos, organizaciones no gubernamentales y programas de la Unión Europea, que canalizan por múltiples vías los fondos de ayuda oficial al desarrollo. Esta situación hace difícil rastrearlos informes y los resultados de los proyectos. Así, me enfocaré en revisar los proyectos de diez años, desde el 2008 a 2018. La selección temporal obedece a que, en 2008, se restablecen con mayor regularidad los flujos de cooperación, a partir del levantamiento de las sanciones derivadas de la Posición Común y el inicio de las conversaciones para lo que posteriormente ha se convirtió en el Marco de Asociación País, renovado por última vez en 2019. (Seguir leyendo)
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