Fernando del Pozo
La anunciada decisión del Gobierno de España de solicitar a los aliados que incluyan como amenazas para toda la organización en el Concepto Estratégico que se ha de aprobar este mes en la Cumbre de Madrid el uso de inmigrantes o de cortes de energía para agredir a países miembros suscita muchas dudas sobre lo adecuado de tal petición, su practicabilidad, y la oportunidad de hacerlo ahora.
Parece ser que el Gobierno español, espoleado por las crisis que nos acechan por el sur, y aprovechando la cumbre de Jefes de Estado y Gobierno que la OTAN va a celebrar en Madrid dentro de unos días, va a usar la ocasión para solicitar a los aliados que “incluyan como amenazas para toda la organización el uso de inmigrantes o de cortes de energía para agredir a países miembros [...] también en el flanco sur” (El Mundo 15 de junio 2022).
Conviene analizar cuidadosamente esta petición, pues aparte del indudable aroma que tiene de oración a Santa Rita, que es algo a lo que mueve más la fe que el raciocinio, tiene el evidente peligro que acecha al apresurado que, necesitado de clavar un clavo usa para ello como martillo un sofisticado y poderoso taladro eléctrico. Seguramente conseguirá arruinar el costoso aparato sin por ello lograr que el clavo entre en la madera.
En nuestras fronteras la presión migratoria se manifiesta de dos maneras fundamentalmente (descontando la comparativamente menor que ocurre en aeropuertos o tal vez por las fronteras con nuestros vecinos Francia y Portugal, que evidentemente no son el objeto de esta iniciativa), a saber: por tierra y por mar. El paradigma de la primera, tanto por los números implicados como por su evidente y oportunista impulso político por parte de Marruecos, fue la invasión de unos 10.000 jóvenes en su gran mayoría o totalidad marroquíes en la playa del Tarajal, Ceuta, en mayo de 2021, con el permiso de los guardias fronterizos de Marruecos que para mayor efecto incluso hicieron correr la voz de que los que consiguieran entrar iban a ver en carne y hueso a sus jugadores de fútbol favoritos.
Otra variante, tal vez menos políticamente alentada, aunque aprovechada para el mismo fin cuando la ocasión es propicia, son los frecuentes asaltos a la valla, principalmente en Melilla, pero suele ser más compuesta por africanos procedentes del sur del Sáhara que incluso pasan temporadas acampados en las inmediaciones esperando la ocasión propicia mientras son ignorados olímpicamente por las autoridades de Marruecos. (Seguir leyendo)
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Fernando del Pozo, Almirante (Ret). De la Academia de las Ciencias y las Artes Militares
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