Pedro Francisco Ramos Josa
En 1949, la Administración Truman rompió definitivamente con el pasado aislacionista de Estados Unidos, y por primera vez en su historia, unía el destino de su país al de otras naciones con su participación en una alianza de carácter permanente, regional y militar. Desde entonces, las relaciones con sus aliados no han estado exentas de altibajos, pues a las diferencias de gasto en defensa se unen las diferentes concepciones de seguridad y de definición de intereses. Aun así, la relación transatlántica nunca se puso en duda. Pero la ruptura del consenso bipartidista en numerosas cuestiones ha acabado afectando también a la OTAN. La Administración Trump lanzó la voz de alarma para numerosos Gobiernos europeos, pero como veremos a continuación, no solo se trata de un episodio pasajero fruto de un Presidente atípico. El cuestionamiento de la permanencia de Estados Unidos tiene una amplia audiencia en Estados Unidos, a ambos lados del espectro político. Precisamente, de cómo evolucione ese escepticismo hacia la Alianza Atlántica dependerá el papel que ésta desempeñe en el año 2050. (Seguir leyendo)
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Pedro Francisco Ramos Josa, forma parte del equipo de investigadores del Centro de Seguridad Internacional (CSI) del Instituto de Política Internacional.
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